sábado, 10 de abril de 2010

Uros: Flotando sobre totora

Hoy definitivamente me siento dentro de un docuemental de la NatGeo. El gran lago sagrado esconde en sus islas formas de subsistencia bastante particulares y pintorescas, que perduran gracias al aislamiento relativo de la globalización y la “civilización”, y hoy las vamos a visitar.

Uno de estos particulares grupos étnicos son los Uros, un grupo pacífico de pescadores que vivía inicialmente a orillas del lago hasta que los incas comenzaron a hostigarlos. Y no encontraron mejor idea que irse a vivir al medio del lago, pero ¿cómo? Armando islas flotantes de totora y viviendo arriba de ellas. Menuda tarea se eligieron, pero todo con tal de no rendirse.

Hoy existen casi 50 islas flotantes en el lago, todas de totora y sólo totora, enlazadas entre sí y con canales que las surcan. Y lo bueno es que la lancha en la que viajamos, a diferencia de Bolivia sí tiene chalecos salvavidas!!

Llegar a las islas es muy bizarro, todo, absolutamente todo es de paja, el suelo es increíblemente mullido y las casitas parecen de juguete, también de paja seca. Hasta los barcos se hacen de junco aquí, junco compacto y bien atadito.

Mantener todo esto requiere una increíble cantidad de trabajo. Hacer de 0 una pequeña nueva islita le insume a la comunidad casi 6 meses de trabajo de varias personas. Primero se junta la totora desde la raíz, luego se la deja secar, se la ata en fardos unidos entre sí y ya tenemos la base. Después se amarra al fondo del lago, para que el viento no nos lleve hasta Bolivia y por último la paja mullida superficial por donde se caminará. Luego las casitas y listo! Hay que tener en cuenta también que cada 6 u 8 meses hay que ir cambiando los recubrimientos porque comienzan a pudrirse.   

Es cierto que hoy las islas parecen un poco Disneylandia, cada día llegan algunos extranjeros a conocerlas (tampoco demasiados) y los locales los reciben con sus prendas típicas y hacen un poquito de show, pero también es cierto que gracias al turismo y a mostrar su forma de vida esta gente encontró una manera inteligente de seguir sustentando su vida de totora. Las comunidades más abiertas, aprovechan esta actividad para, sin perder sus costumbres ancestrales, poder enviar a sus hijos al colegio, comprar paneles solares y así evitar que algún accidente con velas incendie toda la isla o mejorar un poco su forma de vida.

Mientras estamos en la isla, nos ponemos a hablar con Luis. El siempre nació y vivió aquí, excepto cuando jóven se fue a Puno a probar suerte. Volvió gracias al turismo. Nos invita a conocer su casita, es increíblemente pequeña, sólo unas esteras en las que duerme con su familia y un lugar pequeñito donde sentarse. Pero todo muy limpio y cuidado. Esta gente aprendió a vivir con poco pienso, para ellos todo lo superfluo o excedente sólo contribuye a hundirlos un poquito más. Y quizá también sea un poquito así para nosotros, a veces cuanto más se tiene, menos se tiene.

3 comentarios:

  1. ¡Qué lugar loco! Y muy lindo... Debe sentirse como estar arriba de un colchón de agua :oP
    Besos!!

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  2. Ese lugar es hermoso!!! Yo quiero ir ahí!!!

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  3. Y bueno! No es tan complicado llegar! Y lo mejor es que la gente del lugar se pone contenta de recibirnos.

    En realidad no se siente como un colchón de agua, es bastante firme, lo que sí es increíble es cómo te hundís a cada paso que das.

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