Ellos se van de casa bien temprano y no regresan sino hasta pasado el atardecer. Se juntan en la playa a pasar el día lejos de sus mujeres e hijos. A lo largo del día no hacen prácticamente nada salvo darse unos cuantos chapuzones. Van alternando entre la playa y el mar. De vez en cuando, se alejan un poco más para conseguir algo de comer por su cuenta si bien su amigo, Luis, los espera todos los días con un delicioso menú al que no pueden resistirse. Van de aquí para allá, todos juntos, cual rugbiers, adonde quiera que vaya Luis. Lo esperan ansiosamente y siguen cada uno de sus movimientos atentamente. Y cuando uno se acerca a Luis, ellos se quedan allí y hasta participan de la conversación (a su modo). Es más, algunos más caraduras, hasta piden que les saquen una foto. Acá está, este es, el típico macho latino:
Saludos a todos desde el camino,
Marie
Paracas, Perú
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