lunes, 22 de marzo de 2010

Querida cholita

Así como Argentina no sería lo mismo sin su gaucho arquetípico y su compadrito tanguero, ninguna crónica de Bolivia ha de estar completa sin la descripción de este icono indígena altiplánico.

Es cierto que podría haber escrito esta descripción con mucha anterioridad, pero no menos cierto es que en ocasiones la premura incita a prejuzgar y esto conlleva inexactitudes que de todas formas cometeré. Aun siendo grande la brecha cultural intentaré ser lo más fiel y justo posible con este amable personaje andino.

Pero antes de comenzar brindemos algunas aclaraciones pertinentes. Nuestra amiga chola no es patrimonio exclusivo de Bolivia, por el contrario, a las naciones Kolla y Aymara les fueron impuestos los límites actuales de Argentina, Chile y el presente país. Dentro de ellos la chola desarrolla un papel central en las sociedades indígenas. Sin embargo, es aquí, en la república indígena de Sudamérica donde alcanza mayor brillo y diversidad.

Iremos de a poco, de lo más sencillo en adelante:

Doña Chola no viste cualquier atuendo, probablemente tejió sus propias ropas, sabe hacer eso desde chiquita con esmero y paciencia. Sólo las más modernas y refinadas se acercan a las pollererías de El Alto.

La pollera larga y espaciosa la define, vienen de todos los colores y también varían de acuerdo al lugar. Llevan también enaguas y unas medias largas de lana. En La Paz también lucen un simpático bombín.

Ella trabaja de sol a sombra, se levanta con el alba y no conoce el descanso. Gran parte del día se dedica a la cocina, la falta de implementos e infraestructura apropiada consumen su tiempo. Su espalda es fuerte, pero de a poco se va doblando irremediablemente. Es capaz de cargar increíble cantidad de peso; bolsas de papa, cajones de cerveza y también a su niño, todos bien empaquetaditos en sus mantas coloridas.

La chola es comerciante de profesión y el regateo es su habilidad. Se debe comprender que los pueblos andinos siempre necesitaron intercambiar mercancías con sus vecinos de las tierras bajas, la coca sagrada no crece en el altiplano. Tampoco las frutas. Su lugar es el mercado, en el que pasará horas y horas al pie de su puesto. O quizá persiga en la calle a transeúntes apurados intentando vender cualquier clase de mercancía.

Doña chola ya no tiene edad, el tiempo, el sol y el viento se la han ido robando de a poco. Ahora solo queda un rostro cobrizo surcado por indelebles arrugas. Sólo su cédula conoce a ciencia cierta cuándo vino al mundo.

Cuando nuestra chola no comercia es tímida, especialmente con los gringos. Habla bajito, como con miedo de sostener lo que piensa. Su castellano mestizo plagado de diminutivos es una barrera natural para aquellos que desconocen su quechua o aymara nativo.

Sin embargo, la timidez se convierte en rudeza si de luchar por un asiento vacío o un lugar en una cola se trata. Ya ha esperado mucho en esta vida y no quiere seguir.

La vida áspera del altiplano le ha quitado los pudores corporales, si la cosa se complica en demasía y no hay un baño cerca, doña chola hace ahí mismito. La higiene en ocasiones no es su fuerte y luego de algunas horas arriba de un bus esto es evidente.

La señora chola tuvo muchos hijos, 5, 7 o 9 y los ha criado a todos con esfuerzo y dedicación. Muchos son mayores y trabajan lejos, ninguno le quiso estudiar y eso no le gusta. De alguno no tiene siquiera noticias y lo extraña.

A veces, dependiendo de donde vive, ella tiene algunos animales, un par de ovejas, alguna llama o un chanchito. Si tiene un rebaño sabe esperar y guiarlo con paciencia.

Y así ya llegó la noche y doña chola vuelve despacito a su rancho de adobe, casi como arrastrando sus cansados zapatitos negros. Mañana el sol vuelve a salir y hay que seguir.

2 comentarios:

  1. Dos dudas:
    1) ¿¿Acaso lo que tiene la chola en la mano es un celular??
    2) ¿Es costumbre por alguna extraña razón tener una cantidad impar de hijos o la selección de "5, 7, 9" es sólo casual?

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  2. Efectivamente! Es un celular! Es increíble ver cómo las cholas van por todos lados hablando por celular. Evidentemente es un servicio mucho más básico para la gente del campo porque hay muchos menos teléfonos fijos y la gente está todo el tiempo moviéndose. Lo otro no no es sólo casual :-)

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