Es increíble como la comida tiene el poder de hacernos sentir en casa. Ni siquiera hace falta comer la comida. Con ver los envases que uno conoce de toda la vida, uno ya se siente un poco más cerca.
Ayer a la tarde, en nuestra incursión a la zona top paceña, encontramos nuestro primer supermercado desde que salimos de Argentina. Sí, acá los supers no son cosa habitual. La gente se maneja con el mercado. Va allí y consigue sus productos y, si no, busca en pequeños comercios.
La cuestión es que estábamos muy contentos de poder al fin pasear frente a las góndolas y mirar los productos sin que nadie te ofreciera nada (especialmente Palolo que no gusta de los intermediarios y se toma su tiempo para elegir). Por mi parte, me interesaba conocer qué productos había disponibles y cuál era su procedencia.
Sabíamos que íbamos a encontrar varios productos argentinos pero no creímos que fueran tantos. Calculamos que el 50% de los productos eran argentinos: especialmente lo que se refiera a dulces (Arcor, La Campagnola, Canale, Dulciora!!!}, fideos (Matarazzo, Knorr), golosinas y galletitas (Arcor, Bagley, Frutigran!!!), lácteos (Sancor, Ilolay) y yerba (Nobleza Gaucha, Taragüí, Amanda, CBSé saborizadas, etc). Del resto, el 25% era de procedencia norteamericana, tanto de USA como de Canadá (snacks, fideos, dulces, chocolates, etc.) y el resto se repartía entre Brasil y México, con un muy bajo porcentaje de productos locales (frutas, verduras, aguas, cervezas y lácteos Pil).
Aquí les dejo algunos testimonios fotográficos de la emoción que nos embargó (parecíamos locos que gritábamos de alegría al ver una mayonesa Hellmans o un paquete de Chocolinas "Industria Argentina". Si nos hubiéramos quedado cinco minutos más, creo que nos hubieran echado del super).
Saludos a todos desde el camino,
Marie
La Paz, Bolivia
08 de marzo de 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario