A pocos kilómetros de Quito, se encuentra la pequeña localidad de Mindo, hogar de cientos de especies de mariposas, orquídeas y colibríes. Aquí predomina el bosque nublado, un ecosistema propicio para gran variedad de especies animales y vegetales.
Llegamos con la idea de poner nuestra carpa en el bosque protector Mindo-Nambillo y así visitar algunas cascadas, el mariposario y el jardín de orquídeas. Pero resulta que acá no se trata de una única reserva natural administrada por el estado. Son todas pequeñas “reservas” privadas. En conclusión, en cada lugar que uno quiere visitar debe desembolsar en promedio unos 4 dólares solo para entrar. Para colmo, con excepción de unos pocos minutos de sol abrasador cuando llegamos, llovió, llovió y llovió para demostrarnos el porqué de su nombre.
Así, pues, entre el clima y los precios, del bosque nublado vimos poco y nada. Nos contentamos entonces con ver las espectaculares mariposas y las fantásticas orquídeas. ¡Los colores y las formas son increíbles! Prueba de la genialidad y sabiduría de la madre naturaleza.
Después nos dirigimos al restaurant/hostería El Quetzal. Fuimos en busca del “mejor brownie del mundo” (según prometía nuestro folleto) y nos llevamos unos amigos entrañables. Miriam y Claudia, las encargadas del lugar, nos abrieron sus corazones y no dudaron un segundo en compartir con nosotros todo lo que sabían de su ciudad y su país. Si no fuera porque el bus partía en un rato, nos hubiéramos quedado charlando por otras dos horas más. Nos despedimos con pesar y con promesas de intercambiar recetas culinarias y de cocinar juntos cuando nos volvamos a encontrar.
Saludos a todos desde el camino,
Marie
Quito, Ecuador
27 de abril de 2010