Entramos en la quebrada; Cambiamos la selva por los cardones; el verde por el ocre; la lluvia por el sol; la humedad por la sequedad; cielos nublados por noches diáfanas. Subimos, siempre subimos. Salimos de Lozano bien temprano, como para aprovechar el día, lo ideal es hacer cosas por la mañana, después comer tranquilo y hacerse una siestita no bien comienza la tarde. Después volver a salir cuando el sol no pega tanto.
Amaneció bien nublado, todo encapotado y la amenaza siempre latente de una garúa constante o quizá la continuación del diluvio. La mochila va pesada, la siento pesada. No tiene más cosas encima, pero llevamos 4 días con la carpa y sin poder bañarnos. Hoy decimos, dormimos en una cama mullida y con un buen baño. Intentamos hacer dedo en la ruta, si teníamos suerte no tendríamos que esperar el micro. No tuvimos. Aquí nadie para, van todos muy apurados.
Nos dijeron que los colectivos a Purmamarca paran por aquí, pero ¿cuáles serán? Intento parar un micro, pero no, este va directo a Bolivia, otros a La Quiaca. Finalmente llega el colectivo, estamos contentos, nos subimos, $8 (quisieron cobrarnos $11) por 65 km, no está mal.
Todo para arriba, subiendo, siempre subiendo.
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