miércoles, 17 de febrero de 2010

Lagunas de Yala

Cuando uno piensa en el NOA, institivamente lo asocia al Tren a las Nubes, San Antonio de los Cobres, Humahuaca o el cerro de los siete colores. También surgen llamas, alpacas, vicuñas y todas los spots de Telecom y su "Llama que llama". Supongo que la mayoría de la gente asocia al NOA con el ocre, la piedra y los cardones.

Sin embargo, gran parte del atractivo virgen de estas provincias lo constituyen las selvas subtropicales de yungas; Aquí los lugareños lo llaman genéricamente "el monte". En el monte se pueden encontrar tucanes, pájaros de todo tipo, mariposas del tamaño de una mano y grandes felinos como el yaguareté.

El plan del día es conocer un circuito de lagunas de altura que se encuentran en plena yunga, se las conoce localmente como lagunas de Yala, aunque son 4 y tienen distintos nombres. Caminamos 5km desde Lozano hasta la pequeña localidad de Yala. De ahí empieza el camino, 11 km hacia arriba, al principio pavimentados, el resto de ripio de dudosa reputación. Como siempre en esta zona está nublado y garúa de a ratitos. No da subir caminando, o mejor dicho preferiríamos que no, así q intentamos que alguien nos alcance y tenemos mucha suerte.

El segundo auto que pasa es un Fiat Spazio azul, con una parejita joven, de Buenos Aires. No recuerdo el nombre, pero ella es diseñadora de ropa y el trabaja en la Casa de la Moneda. Nos ofrecen alcanzarnos hasta la laguna y aceptamos gustosos. Al ratito de salir el camino se pone sinuoso y empieza a serpentear por la ladera. El desnivel se hace sentir y las curvas tapizadas de ripio grueso de algún cauce que las cruza le imponen una dura prueba al pequeño autito. Así y todo, con paciencia y pericia llegamos arriba. El espectáculo es hermoso. Una laguna de altura, de aguas verdosas y rodeada de profusa vegetación. En la otra orilla está el desemboque de un arroyo, un mallín verde y unos caballos pastando parsimoniosamente. Es un lugar para quedarse, hay algunas carpas.

Intentamos rodear la laguna, pero no se puede, un tramo de orilla es algo escarpada, de todas formas llegamos hasta donde los caballos. Cuando volvemos empieza a amagar largarse, y los chicos del Spazio no están más, sólo una Courier blanca y un grupo de personas. Les pregunto si bajan. "Claro que sí" es la respuesta y también "los llevamos". Julián, el chofer, es jujeño y está llevando a conocer a su prima de Buenos Aires, y a una tía de San Pedro de Jujuy los encantos de su provincia. Nos convidan unas galletitas e incluso nos llevan gustoso a conocer una cascada que no habíamos visto al subir. Finalmente nos dejan en la Boheme, en el cruce de la ruta y nos saludamos. Incluso cuando les comentamos que iríamos a Bolivia nos ofrecieron llevarnos el Domingo hasta Aguas Blancas, pero nosotros iríamos por La Quiaca.

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