lunes, 7 de junio de 2010

Mi gente linda de Quito

Desde que llegamos a Quito, todo el mundo, con excepción de una sola persona (un boletero del Trole), nos ha tratado super bien. Esto no quiere decir que en los otros lugares que visitamos hasta el momento nos hayan tratado mal. Para nada. Pero los quiteños pues, contrario a lo que uno podría pensar de los habitantes de una ciudad grande que por lo general se mueve a un ritmo acelerado, han ido más allá de todas nuestras expectativas y nos han sorprendido gratamente con su amabilidad. Para muestra bien vale un botón (o varios).

No bien llegamos a la ciudad, en la terminal Quitumbes, el despachador de los troles salió de su cabina para indicarnos cuál era el trole que debíamos tomar para llegar a la ciudad.

En el hostel, nos encontramos con Jaime, su dueño, una persona maravillosa y sencilla que nos recibió con los brazos abiertos y puso a nuestra disposición todo lo que tenía.

Después salimos a caminar por La Ronda, para buscar un lugar donde cenar. No hicimos más de 300m y ya habíamos recibido varias cordiales bienvenidas por parte de los quiteños. La gente al darse cuenta que éramos turistas (y argentinos), enseguida entablaba conversación y hasta nos recomendaba lugares para cenar y platos típicos para degustar.

Cuando un colectivero, de buena fe, nos dijo que nos “acercaba” a nuestro destino pero en realidad nos dejaba como a 15 cuadras en una zona “complicada”, una pasajera nos avisó dónde debíamos bajarnos y nos recomendó encarecidamente que tomáramos un taxi. Como además era de noche y en esa zona se había cortado la luz, nos acercamos a la policía que estaba dirigiendo el tránsito para preguntarles cuál bus debíamos tomar desde aquí hasta nuestro hostel. Uno de los oficiales nos indicó el bus pero, como no venía, su compañero se metió entre el tránsito para pararnos un taxi y hasta habló con el chofer para que no se aprovechara de nosotros.

El chofer del bus a Mindo se tomó la molestia de avisarnos que ya había llegado la señora del quiosco y hasta esperó que fuéramos a comprar algo para desayunar antes de partir, sin que se lo pidiéramos.

Ya les contamos que en Mindo, a tan solo 80km de acá, también conocimos gente hermosa. Además de Claudia y Miriam, nos conectamos muy bien con Luis y su familia. Su hijo se pasó toda una tarde de lluvia mostrándonos sus juguetes, jugando con nosotros, contándonos de la escuela, practicando inglés y matemática y comiendo pan con dulce de leche. Después, Luis nos llevó por un atajo para que llegáramos a tiempo a tomar el bus.

¿Qué decirles de nuestro anfitrión y amigo de CouchSurfing Francisco? Fran nos abrió las puertas de su casa, nos llevó a recorrer la ciudad, a comer platos típicos y hasta nos llevó a bailar salsa a una salsoteca! Nos sentimos tan a gusto que fue muy difícil irnos.

P1090170P1090164

 

 

 

 

 

 

 

En la Mariscal, entramos a un local a comprar agua y la señora entre “¿Uds. de dónde son?” y “No pueden dejar de visitar aquí o allá” terminó regalándonos una fruta típica para que la probáramos (por fuera parece una banana pequeña pero por dentro tiene pulpa como la granada).

Todos nos han tratado tan bien que nos sentimos como en casa o, pensándolo bien, mejor que en casa. Nos costó mucho despedirnos de Quito y de toda la gente hermosa que conocimos.

Saludos a todos desde el camino,

Marie
Quito, Ecuador
6 de mayo de 2010

11 comentarios:

  1. ¿Cómo que mejor que en casa? Mmm, eso dolió. ¡Igual me alegra mucho que los traten bien!

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Coincido co Uds. hay lugares en los cuales snos sentimos mejor que en casa, aunque nos duela es asi.Besos graciela

    ResponderEliminar
  3. Hola! Esto no es un concurso a ver en dónde uno se siente mejor o cuan mejor :-), y creo, aunque yo no escribí la frase creo que la intención es simplemente dar a entender que la gente de Quito al ver que éramos extranjeros hizo todos los esfuerzos y aún más por hacer nuestra estadía lo más placentera posible. Nada más que eso. No es la idea que nadie se sienta dolido por comparaciones que creo no tienen sentido. Besos!!!

    ResponderEliminar
  4. No me imagino que no es un concurso, pero es bueno destacar quiénes nos tratan bien, sobre todo porque aquí muchas veces se menosprecia a nuestroas hermanos latinoamericanos.Besos Graciela

    ResponderEliminar
  5. Claramente no es un concurso, Juampi. Yo no hice ninguna comparación, pero sí la leí y comenté lo que sentí.

    A mí me dolió y me hago cargo. Me duele que afirmen que los tratan mejor que en casa, porque "casa" para mí es la familia, los amigos, el barrio. Y soy parte de ese mundo llamado "casa". Pero tal vez no compartimos la manera de pensar.

    ¡La próxima me callo mejor!

    Besos.

    ResponderEliminar
  6. Marie, deja de hacer tele cagadas... :D

    ResponderEliminar
  7. Hola chicos, soy Marta la amiga de Graciela de toda la vida. Me alegra por ustedes. Este viaje que están haciendo es maravilloso. Ojalá yo hubiese tenido ese coraje. Mi espíritu aventurero queda en mis sueños simplemente. Sigan disfrutando mucho. Les mando un beso
    Marta A.

    ResponderEliminar
  8. Mariela: Estuve mirando alguna de las fotos y realmente te veo iluminada, feliz y me alegra mucho que así sea. El viaje es de ensueño y la libertad de hacerlo en el tiempo que uno desea debe ser francamente gratificante. Te mando un beso grandote y saludos a tu esposo.
    Marta A.

    ResponderEliminar
  9. Hola Marta! Muchas gracias por seguir el blog y por los saludos. Nunca es tarde para llevar los sueños adelante, sólo es cuestión de animarse. Saludos.

    ResponderEliminar