sábado, 18 de diciembre de 2010

Impresiones fugaces

Después de darle muchas vueltas al asunto y de conversarlo con cuanto viajero hubiera pasado por la zona, decidimos tomarnos el Tica Bus desde León directo a Guatemala y saltearnos Honduras y El Salvador.

Los motivos pocos pero más que convincentes: los altísimos niveles de inseguridad y la falta de atractivos turísticos.

Todos con quienes hablamos coinciden en que lo mejor es pasar lo más rápido posible por Honduras. Con excepción de las ruinas mayas de Copán y las islas caribeñas de Bay Islands, allí no hay nada para ver. ES01_00030Especialmente ahora con la precaria situación política. Un portugués de novio con una hondureña nos confesó que además de fea, Tegucigalpa es muy insegura (y eso que jugaba casi de local). Y unos mexicanos que pasaron por allí en su derrotero hacia Nicaragua nos lo confirmaron y además, agregaron, tiene muy mal olor.

De El Salvador, mucho no escuchamos. La verdad, es que casi nadie va por allí y entonces es poca la información que pudimos recabar. Básicamente, todos concuerdan en que se trata de un lugar muy peligroso pues todo el mundo anda armado y la Mara Salvatrucha sigue en acción.

Con todo esto en mente, emprendemos el camino preguntándonos que nos deparará.

Nuestra primera parada es en Guasaule, pueblo fronterizo del lado nicaragüense. El trámite migratorio debiera ser ágil pues como Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala tienen un acuerdo de libres fronteras (similar al de la UE), solo se trata de buscar en la base de datos al individuo en cuestión y, si está todo en orden, devolverle el pasaporte. Ni sello tienen que ponerle. Pero el empleado de turno no tiene ningunas ganas de trabajar, solo le interesa conversar sobre cualquier pelotudez con cualquiera que ande a su alrededor (lamentablemente hay muchos potenciales interlocutores dando vueltas). Lo que debiera ser un toque y me voy, se convierte en una espera de una hora, cruzando los dedos por que el Sr. no olvide nuestros pasaportes en el cajón donde los puso! Este excelente servicio para colmo es pago. En Nicaragua uno debe abonar dos dólares por el trámite migratorio (dos a la entrada, dos a la salida más diez de tarjeta turística, total: 14 dólares).

Cumplida la formalidad migratoria en Nicaragua, subimos nuevamente al bus. Falta una pasajera pero al chofer del Tica Bus no le importa así que pone primera y recorre unos 300m hasta cruzar la frontera. ¡Llegamos a Honduras! El edificio donde funciona migraciones es, francamente, espantoso. Parece que estuviera en ruinas. No obstante, somos sorprendidos por una muy amable y profesional oficial migratoria hondureña. Aquí el trámite es bien rápido y tras pagar nuestros tres dólares en concepto de visa turística (a pesar de ser meros pasajeros en tránsito), nos entregan nuestros pasaportes (sin sellar) y nuestra tarjeta turística.

Abordamos otra vez el bus y nos dirigimos raudamente hacia la próxima frontera. Por la ventanilla desfilan paisajes grises. El sol comienza a caer  y hay tormenta. Cada vez que hay un relámpago podemos vislumbrar un poquito del paisaje que vamos atravesando. Montañas, muchas montañas y verde, mucho verde. No vemos indicios de pobreza extrema ni de riqueza. De hecho, casi no vemos ningún poblado. Cuando llegamos a la frontera con El Salvador, miramos el reloj y resulta que en Honduras solo estuvimos unas 4 horas. Aquí el puesto fronterizo es integrado así que nos detenemos ya en territorio salvadoreño y allí abordan otra empleada de migraciones hondureña muy amable y un oficial de migraciones salvadoreño. Después de saludar cordialmente a cada pasajero, se limitan únicamente a mirar los pasaportes. Un par de chistes por aquí, un par de juegos con los niños por allá y listo. Trámite terminado. Descienden del bus deseándonos a todos buen viaje.

ES01_00002Unos kilómetros más adelante hay un puesto de control antinarcóticos. Aquí vuelven a subir los oficiales pero, a diferencia de los empleados de migraciones, estos suben a cara de perro y a cualquiera que hable español lo interpelan exhaustivamente; a los gringos, en cambio, nada (suponemos que se debe a una barrera idiomática). Ni el pastor evangelista se salva. Nosotros, tranquilos, como siempre. Pero este empleado es tan dedicado que hasta se pone a comparar los hologramas de nuestros pasaportes y como son distintos (nótese que uno fue emitido en 2007 y otro en 2010 incorporando nuevas medidas de seguridad) el hombre comienza a inquietarse y a sospechar que puede haber algo raro. Nos somete a un arduo interrogatorio (que incluye preguntas del orden ¿Y que entienden Uds. por pareja? ¿Y tienen hijos? además de las clásicas ¿a qué se dedican? y ¿adónde se dirigen?). Satisfecha la curiosidad del buen hombre, se bajan y podemos continuar. Afuera sigue lloviendo, y adentro también (entra agua por las ventanillas). Una última parada antes de llegar a nuestro último destino: una gasolinera Esso para llenar el tanque. Tres horas más tarde hacemos nuestra entrada en la infame San Salvador. A primera vista, no parece tan grave cómo nos la pintaron. Hay restós, bares, etc., dignos de un suburbio estadounidense. Claro que todo cambia cuando ingresamos al hotel y notamos que el guardia de la puerta porta una Ithaca. Sí, sí, una Ithaca, como la de Terminator. A la mamita!!! Nos guardamos lo más rápido posible en nuestra habitación y descansamos tanto como nos es posible con el ruido de los pasajeros que recorren el pasillo con sus valijas con rueditas para tomar el bus que parte a las 6am. Ese es el bus en el que deberíamos ir nosotros pero estaba completo así que no nos queda otra que pasar un día entero en esta ciudad y tomar el del día siguiente.

ES01_00018Con la luz del día confirmamos nuestras primeras impresiones de la noche anterior. Esta zona de la ciudad se parece más a un suburbio yanqui que al antro que nos habían comentado. Hasta hay un museo de arte moderno muy chic que había organizado un taller de globos aerostáticos y no solo le ensañaron a los presentes a armarlos sino que también los lanzaron. Ver los coloridos globos luchando por elevarse fue una experiencia mágica, casi de cuento de hadas. Pero la magia acaba al ver un autobús escolar (de los amarillos de las películas yanquis) escoltado por dos vehículos de la policía y con los uniformados en posición de combate con las ametralladoras listas!

ES01_00034Nos adentramos en la ciudad hasta el centro que resulta una zona de poco atractivo turístico, sucio y lleno de locales como los del Once más miles de puestos callejeros que venden desde frutas y verduras hasta electrónicos y cuanta baratija china haya por ahí. Lo único digno de visitar son la Catedral y el Palacio Nacional, pero este último estaba cerrado porque se trataba de un día festivo: el día de San Salvador. Por lo que nos conformamos con ver el desfile incesante de fieles frente a la imagen de Jesús El Salvador en la Catedral.

Al despuntar el alba del día siguiente ya estamos a bordo del autobús otra vez y casi sin darnos cuenta llegamos a la frontera salvadoreña-guatemalteca. ¡Es la tercera frontera que cruzamos en menos de 36 horas! Del lado salvadoreño no tenemos que descender (menos mal) pero del lado guatemalteco no tenemos la misma suerte. Tratamos de estar abajo del autobús lo mínimo indispensable para evitar el acoso incesante de los “arbolitos” locales. Cuando todos ya estamos ES01_00062nuevamente abordo, el autobús empieza a recorrer las rutas guatemaltecas y lo primero que apreciamos no es la pobreza sino todo lo contrario: mucha riqueza y hasta opulencia. Al costado de la ruta hay barrios privados con caserones y mansiones de la p… madre. ¡Esto sí que no nos lo esperábamos! El panorama cambia un poco al entrar en los poblados, allí sí que la pobreza es bien evidente pero todavía no salimos del asombro. Este contraste se mantiene constante hasta llegar a la mismísima capital.

Llegamos a Ciudad de Guatemala con la sensación de que no deberíamos haber hecho caso de los comentarios sobre la inseguridad y la carencia de atractivos de El Salvador y Honduras y haberles dado un par de días al menos a cada uno para que cambiáramos de impresión. Sin duda, deben tener atractivos ocultos (probablemente algo más ocultos que en sus vecinos).

Saludos a todos desde el camino,

Marie
7 de agosto de 2010
Ciudad de Guatemala

3 comentarios:

  1. Los sigo cada mañana ansiosa de encontrar nuevos comentarios y magníficas fotos. Los tres últimos alb. de México imperdibles ! Aunque creo que el cañón del Sumidero se lleva los laureles. Fotos q reflejan el lugar de manera fiel. Y el lugar es especial para mantener un diálogo íntimo con la Naturaleza. Gracias por compartir tanta belleza. A seguir disfrutando!
    Cla y Gra

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  2. Es una pena de lo que escribis acerca de Honduras,segun lo que escribes pienso que vienes de otro planeta ,creo que venis de las Pleyades.Tambien en argentina hay lugares con mal olor y tambien delincuencia.pase de casualidad por este blog ,pero dejame decirte que sos un penco,de la mas alta denominacion.

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  3. Hola Carlos! Muchas gracias por escribirnos. Déjame decirte con la mayor humildad que me parece que no leíste con suficiente detalle nuestra nota. Básicamente las opiniones que te disgustaron son citas, no es nuestra opinión.

    De hecho el cierre de la nota dice que la próxima vez nos gustaría conocer Honduras, si estás de acuerdo creo que serías nuestro anfitrión ideal. ¿Nos recibirías por favor?

    En cuanto a lo que dices de Argentina, tienes toda la razón, lamento que hayas tenido malas experiencias aquí. Si quieres venir te podemos dar nuestra dirección y te llevamos a pasear por aquí.

    Muchas Gracias!

    Juan

    Pd: Y por favor, no me llames penco sin siquiera conocerme en persona...

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