viernes, 31 de diciembre de 2010

¡Buenas noticias!

Queridos amigos:

El año se acerca a su fin y nuestra aventura también. Ya estamos de regreso en Buenos Aires después de casi 11 meses ininterrumpidos de aventura por el continente americano y ansiosos por el reencuentro con nuestros seres queridos.

Queremos agradecerles a todos por su paciencia, sus comentarios y su apoyo incondicional, aunque a muchos todavía les cueste entenderlo. Ahora contamos con su compresión y ayuda para la difícil readaptación que tenemos por delante.

Esperamos poder compartir pronto, en vivo y en directo, todas nuestras anécdotas y fotos picadita, asado y helado de por medio.

Nos estamos viendo,

Palolo y Marie

viernes, 24 de diciembre de 2010

¡Felices fiestas!

Queridos amigos:

A la distancia les deseamos una muy feliz navidad. Nos reconforta saber que pronto vamos a reencontrarnos.
Mientras, disfruten este video navideño.

Un abrazo desde la luminosa Las Vegas



Palolo y Marie

sábado, 18 de diciembre de 2010

Impresiones fugaces

Después de darle muchas vueltas al asunto y de conversarlo con cuanto viajero hubiera pasado por la zona, decidimos tomarnos el Tica Bus desde León directo a Guatemala y saltearnos Honduras y El Salvador.

Los motivos pocos pero más que convincentes: los altísimos niveles de inseguridad y la falta de atractivos turísticos.

Todos con quienes hablamos coinciden en que lo mejor es pasar lo más rápido posible por Honduras. Con excepción de las ruinas mayas de Copán y las islas caribeñas de Bay Islands, allí no hay nada para ver. ES01_00030Especialmente ahora con la precaria situación política. Un portugués de novio con una hondureña nos confesó que además de fea, Tegucigalpa es muy insegura (y eso que jugaba casi de local). Y unos mexicanos que pasaron por allí en su derrotero hacia Nicaragua nos lo confirmaron y además, agregaron, tiene muy mal olor.

De El Salvador, mucho no escuchamos. La verdad, es que casi nadie va por allí y entonces es poca la información que pudimos recabar. Básicamente, todos concuerdan en que se trata de un lugar muy peligroso pues todo el mundo anda armado y la Mara Salvatrucha sigue en acción.

Con todo esto en mente, emprendemos el camino preguntándonos que nos deparará.

Nuestra primera parada es en Guasaule, pueblo fronterizo del lado nicaragüense. El trámite migratorio debiera ser ágil pues como Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala tienen un acuerdo de libres fronteras (similar al de la UE), solo se trata de buscar en la base de datos al individuo en cuestión y, si está todo en orden, devolverle el pasaporte. Ni sello tienen que ponerle. Pero el empleado de turno no tiene ningunas ganas de trabajar, solo le interesa conversar sobre cualquier pelotudez con cualquiera que ande a su alrededor (lamentablemente hay muchos potenciales interlocutores dando vueltas). Lo que debiera ser un toque y me voy, se convierte en una espera de una hora, cruzando los dedos por que el Sr. no olvide nuestros pasaportes en el cajón donde los puso! Este excelente servicio para colmo es pago. En Nicaragua uno debe abonar dos dólares por el trámite migratorio (dos a la entrada, dos a la salida más diez de tarjeta turística, total: 14 dólares).

Cumplida la formalidad migratoria en Nicaragua, subimos nuevamente al bus. Falta una pasajera pero al chofer del Tica Bus no le importa así que pone primera y recorre unos 300m hasta cruzar la frontera. ¡Llegamos a Honduras! El edificio donde funciona migraciones es, francamente, espantoso. Parece que estuviera en ruinas. No obstante, somos sorprendidos por una muy amable y profesional oficial migratoria hondureña. Aquí el trámite es bien rápido y tras pagar nuestros tres dólares en concepto de visa turística (a pesar de ser meros pasajeros en tránsito), nos entregan nuestros pasaportes (sin sellar) y nuestra tarjeta turística.

Abordamos otra vez el bus y nos dirigimos raudamente hacia la próxima frontera. Por la ventanilla desfilan paisajes grises. El sol comienza a caer  y hay tormenta. Cada vez que hay un relámpago podemos vislumbrar un poquito del paisaje que vamos atravesando. Montañas, muchas montañas y verde, mucho verde. No vemos indicios de pobreza extrema ni de riqueza. De hecho, casi no vemos ningún poblado. Cuando llegamos a la frontera con El Salvador, miramos el reloj y resulta que en Honduras solo estuvimos unas 4 horas. Aquí el puesto fronterizo es integrado así que nos detenemos ya en territorio salvadoreño y allí abordan otra empleada de migraciones hondureña muy amable y un oficial de migraciones salvadoreño. Después de saludar cordialmente a cada pasajero, se limitan únicamente a mirar los pasaportes. Un par de chistes por aquí, un par de juegos con los niños por allá y listo. Trámite terminado. Descienden del bus deseándonos a todos buen viaje.

ES01_00002Unos kilómetros más adelante hay un puesto de control antinarcóticos. Aquí vuelven a subir los oficiales pero, a diferencia de los empleados de migraciones, estos suben a cara de perro y a cualquiera que hable español lo interpelan exhaustivamente; a los gringos, en cambio, nada (suponemos que se debe a una barrera idiomática). Ni el pastor evangelista se salva. Nosotros, tranquilos, como siempre. Pero este empleado es tan dedicado que hasta se pone a comparar los hologramas de nuestros pasaportes y como son distintos (nótese que uno fue emitido en 2007 y otro en 2010 incorporando nuevas medidas de seguridad) el hombre comienza a inquietarse y a sospechar que puede haber algo raro. Nos somete a un arduo interrogatorio (que incluye preguntas del orden ¿Y que entienden Uds. por pareja? ¿Y tienen hijos? además de las clásicas ¿a qué se dedican? y ¿adónde se dirigen?). Satisfecha la curiosidad del buen hombre, se bajan y podemos continuar. Afuera sigue lloviendo, y adentro también (entra agua por las ventanillas). Una última parada antes de llegar a nuestro último destino: una gasolinera Esso para llenar el tanque. Tres horas más tarde hacemos nuestra entrada en la infame San Salvador. A primera vista, no parece tan grave cómo nos la pintaron. Hay restós, bares, etc., dignos de un suburbio estadounidense. Claro que todo cambia cuando ingresamos al hotel y notamos que el guardia de la puerta porta una Ithaca. Sí, sí, una Ithaca, como la de Terminator. A la mamita!!! Nos guardamos lo más rápido posible en nuestra habitación y descansamos tanto como nos es posible con el ruido de los pasajeros que recorren el pasillo con sus valijas con rueditas para tomar el bus que parte a las 6am. Ese es el bus en el que deberíamos ir nosotros pero estaba completo así que no nos queda otra que pasar un día entero en esta ciudad y tomar el del día siguiente.

ES01_00018Con la luz del día confirmamos nuestras primeras impresiones de la noche anterior. Esta zona de la ciudad se parece más a un suburbio yanqui que al antro que nos habían comentado. Hasta hay un museo de arte moderno muy chic que había organizado un taller de globos aerostáticos y no solo le ensañaron a los presentes a armarlos sino que también los lanzaron. Ver los coloridos globos luchando por elevarse fue una experiencia mágica, casi de cuento de hadas. Pero la magia acaba al ver un autobús escolar (de los amarillos de las películas yanquis) escoltado por dos vehículos de la policía y con los uniformados en posición de combate con las ametralladoras listas!

ES01_00034Nos adentramos en la ciudad hasta el centro que resulta una zona de poco atractivo turístico, sucio y lleno de locales como los del Once más miles de puestos callejeros que venden desde frutas y verduras hasta electrónicos y cuanta baratija china haya por ahí. Lo único digno de visitar son la Catedral y el Palacio Nacional, pero este último estaba cerrado porque se trataba de un día festivo: el día de San Salvador. Por lo que nos conformamos con ver el desfile incesante de fieles frente a la imagen de Jesús El Salvador en la Catedral.

Al despuntar el alba del día siguiente ya estamos a bordo del autobús otra vez y casi sin darnos cuenta llegamos a la frontera salvadoreña-guatemalteca. ¡Es la tercera frontera que cruzamos en menos de 36 horas! Del lado salvadoreño no tenemos que descender (menos mal) pero del lado guatemalteco no tenemos la misma suerte. Tratamos de estar abajo del autobús lo mínimo indispensable para evitar el acoso incesante de los “arbolitos” locales. Cuando todos ya estamos ES01_00062nuevamente abordo, el autobús empieza a recorrer las rutas guatemaltecas y lo primero que apreciamos no es la pobreza sino todo lo contrario: mucha riqueza y hasta opulencia. Al costado de la ruta hay barrios privados con caserones y mansiones de la p… madre. ¡Esto sí que no nos lo esperábamos! El panorama cambia un poco al entrar en los poblados, allí sí que la pobreza es bien evidente pero todavía no salimos del asombro. Este contraste se mantiene constante hasta llegar a la mismísima capital.

Llegamos a Ciudad de Guatemala con la sensación de que no deberíamos haber hecho caso de los comentarios sobre la inseguridad y la carencia de atractivos de El Salvador y Honduras y haberles dado un par de días al menos a cada uno para que cambiáramos de impresión. Sin duda, deben tener atractivos ocultos (probablemente algo más ocultos que en sus vecinos).

Saludos a todos desde el camino,

Marie
7 de agosto de 2010
Ciudad de Guatemala

Seis meses de aventura y contando

Queridos amigos:

Ya pasaron seis meses desde que dejáramos Buenos Aires. Parece que hubiera sido ayer y, sin embargo, hemos vivido tantas cosas, tan intensamente, que pareciera que estamos viajando hace mucho más. Cuando partimos nos imaginábamos que a esta altura ya íbamos a estar en los Estados Unidos pero Latinoamérica tiene tanto por conocer y descubrir que se nos hizo inevitable dedicarle más tiempo.

Muchos a los que les contamos lo que estamos haciendo creen que hace 6 meses que estamos de vacaciones. Se equivocan. Para nosotros, "viajar” no es lo mismo que “vacacionar”. Según el Diccionario de la Real Academia Española, vacación es el descanso temporal de una actividad habitual, principalmente del trabajo remunerado o de los estudios. Nada más alejado de nuestra realidad actual. Esto no es un descanso, es una forma de vida, mucho más ajetreada que la rutina laboral de oficina. Tal es así que probablemente necesitemos unas vacaciones cuando regresemos. Pero volviendo a lo esencial, nosotros nos consideramos viajeros, no turistas. Tratamos de salirnos de la ruta turística convencional, de no hacer  excursiones, de experimentar la vida como los locales, viajando como lo hacen ellos, comiendo lo que comen ellos, comprando donde lo hacen ellos, etc., etc. Intentamos asimilar y entender la cultura, historia e idiosincrasia de cada lugar al que vamos. Hacemos todo lo posible por comunicarnos con los lugareños y establecer vínculos duraderos.

Hasta ahora, con excepción del incidente de la billetera en Costa Rica, hemos tenido mucha suerte. Hemos visitado lugares impensados. Hemos hecho cosas que jamás nos hubiéramos imaginado. Hemos conocido gente maravillosa, llena de energía y que nos inunda con su buena onda. A la vez, también hemos tenido tiempo para revalorar a todos nuestros seres queridos y extrañarlos.

Ojalá que en lo que nos queda de aventura tengamos la misma suerte. No sabemos hasta dónde vamos a llegar pero no importa. Lo importante es la aventura de viajar y conocer. Somos muy afortunados por poder hacer lo que nos gusta. Lo sabemos.

Para los que nos preguntan cómo han sido estos 6 meses, aquí va un pequeño resumen.

  • 6 meses:
    De estímulos constantes: descubrimientos, encuentros, sorpresas, alegrías y tristezas.
    De estar alerta y en guardia, no perder de vista las mochilas, comprobar que el pasaporte y el dinero de reserva sigan en su sitio.
    De constatar que la vida sigue aunque uno esté lejos. Hemos “mirado por tevé” cumpleaños, casamientos, embarazos, operaciones y demás eventos importantes, apenados por querer estar ahí y no poder.
    Viviendo cada día en un lugar donde nunca antes habíamos estado y adonde difícilmente regresemos.
    Sin la certeza de dónde vamos a estar o qué vamos a hacer mañana.
    Despertándonos prácticamente en un lugar distinto cada día.
    Durmiendo en una cama (o suelo o sofá) diferente cada noche.
    Sin llegar a aprender dónde queda el interruptor de la luz ni saber de memoria el camino al baño a oscuras.
    Sin llegar a saber los nombres de las calles ni dónde queda la farmacia, el super o el hospital.
    Sin preocupaciones mundanas, como pagar las expensas o sacar la basura entre las 8pm y las 9pm.
    Sin el bombardeo constante de los medios de comunicación.
    Sin tomarnos el subte o el 140 aunque, a veces, viajando igual de apretados, o peor.
    Sin tener que devanarse los sesos pensando en qué me voy a poner hoy.
    Usando las mismas remeras y los mismos 2 pantalones.
    Sin el placer de ponerse ropa limpia y perfumada cada día.
    Sin comer un rico asadito argentino ni unas facturas o pastas rellenas.
    Corroborando que las pastas rellenas, fuera de la Argentina, son una comida de lujo reservada para unos pocos.
    Comiendo lo que hay, aunque sea repetitivo, soso o no muy variado.
    Descubriendo nuevas frutas y verduras.
    Con la casa (léase mochilas) a cuestas.
    De empacar todo cada dos o tres días.
    De convivir el uno con el otro las 24hs viéndonos las caras noche y día.
    Sin tener a alguien más con quien desahogarse.
    Sin poder conversar en tiempo real de cosas importantes con alguien distinto de nosotros.
    Conformándonos con acariciar pichichos y gatos ajenos.
    Sacando fotos todos los días (en promedio, 50 fotos diarias).
    Tratando de plasmar por escrito todo lo que vivimos para compartirlo con Uds.
    Cruzando fronteras y coleccionando sellitos en nuestros pasaportes.
    Coleccionando anécdotas y guardando recuerdos para compartirlos con nuestros nietos.

Un abrazo grande,

Palolo y Marie 
4 de agosto de 2010
León, Nicaragua

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viernes, 17 de diciembre de 2010

¡Viva León jodido! ¡Viva el bello pueblo nica! (Parte 5)

Ciudad colonial 3: León

NI06_00281 León es la cuna de la revolución y el liberalismo en Nicaragua. De estas tierras salió Rubén Darío y muchos otros. Por esto se la considera la capital intelectual del país (y, según algunos, de Centroamérica). Esperábamos encontrar una ciudad colonial similar a Granada pero con más “intelecto”. Sin embargo, a diferencia de su contraparte conservadora, aquí no se ve ni por asomo el mismo nivel de inversión en protección del patrimonio histórico. Por lo tanto, con excepción de algunas iglesias, el resto de las construcciones coloniales está muy venido a menos o ya se ha perdido.

NI06_00243 En cuanto a la arquitectura, lo que más se destaca de la ciudad, sin lugar a dudas, es la Catedral. Es esa mole gris, bastante derruida, que domina la plaza central. Los cabildantes leoninos, con exorbitantes aspiraciones de grandeza, timaron a la corona española y se hicieron una tremenda catedral. Contrastando con la tosquedad y el mal mantenimiento del exterior, el interior se caracteriza por su refinamiento grandilocuente: inmensas columnas, amplias naves y hermosas esculturas de mármol enormes, todo en distintos tonos de blanco y marfil. Y como no podía ser de otra manera, a la derecha del altar mayor, se encuentra la tumba de Rubén Darío, custodiada por una exquisita escultura de un león.

Nuestro recorrido religioso luego nos llevaría por las otras iglesias de la ciudad (que abundan, como en toda ciudad colonial). De todas las que visitamos, la que más nos llamó la atención fue una chiquita y muy humilde, a la que le vendría muy bien un poco de mantenimiento. ¿Por qué nos impactó? Porque en este templo los bancos de iglesia no solo tienen reclinatorios plegables sino que también tienen rueditas a fin de facilitar el trabajo de los ordenanzas a la hora de la limpieza. ¡Aleluya por esta sencilla pero útil modificación!

NI06_00268En nuestro derrotero por la ciudad notamos que aquí hay muchos estudiantes (especialmente de nivel universitario) y que la gente, en general, está bien instruida y muy informada. Baste por ejemplo el siguiente:

Una tarde salimos a recorrer la ciudad. Nuestra meta era la casa-museo de Rubén Darío pero no pudimos llegar porque se largó un aguacero infernal. Buscamos refugio donde pudimos. Terminamos bajo un alero en un esquina que resultó ser la parada de dos indigentes. Uno de ellos, un señor de unos 75 años y cabellos muy blancos, NI06_00260se presentó como el poeta Núñez. El poeta era profesor universitario y había vivido unos años en la Argentina en los ‘50. Nos maravilló por su lucidez y su habilidad como narrador. No solo nos contó de sus viajes por el mundo y nos recitó el himno argentino y algunos de sus poemas sino que también nos develó algunos secretos del mundillo de la política argentina (como que Alfonsín gustaba del ron nicaragüense y otras cosas). Luego nos preguntó por la actualidad política argentina. Quería saber como le estaba yendo a nuestra presidenta Cristina Kirchner (¡guau! este señor no solo sabe que tenemos una mujer como presidente sino que sabe hasta su nombre). Pero lo que siguió a continuación nos dejó helados. El otro señor, que hasta el momento no había participado mucho de la conversación, expresó su desagrado con la sociedad actual argentina pues no le gustaba que ahora en nuestro país pudieran casarse los hombres entre sí. Eso sí que no lo esperábamos. Nunca nos lo hubiéramos imaginado. Estos señores que no tienen un hogar fijo, que duermen en la calle y que vaya a saber qué penurias pasan están mejor informados que la mayoría de la gente de clase media en Latinoamérica.

Cuando paró la lluvia ya no quedaban rastros del diluvio que nos había obligado a buscar refugio en esa esquina. Los más de 20 centímetros de agua que inundaban las calles ya habían escurrido. Así, muy apenados de tener que terminar una conversación tan interesante con estos señores, nos despedimos y  nos dirigimos a degustar los famosos “quesillos” de la zona (a estas alturas el museo ya estaba cerrado). ¿Tanto ilusionarnos para qué? Resultaron una decepción, aun el de trenza. El queso y la cebolla estaban fríos :-(

Con la panza llena y el espíritu triste, regresamos al hotel para pasar nuestra última noche en tierras nicas. Mañana nos espera el Tica Bus para llevarnos hasta El Salvador.

Saludos a todos desde el camino,

Marie
5 de agosto de 2010
León, Nicaragua

jueves, 16 de diciembre de 2010

¡Viva León jodido! ¡Viva el bello pueblo nica! (Parte 4)

Tierra de volcanes y lagunas: Masaya

A tan solo unos pocos kilómetros de Granada, la naturaleza recobra protagonismo. Esta es una zona dominada por lagos y volcanes. Las perspectivas son alentadoras pero antes decidimos hacer una parada en el pequeño poblado de Masaya para aprender un poco más de la Revolución.

NI03_00145El autobús nos dejó en un descampado atrás del mercado municipal que servía de estacionamiento/terminal pero para mí era más un basurero que otra cosa. Anduvimos un poco por el mercado lamentándonos por no poder comprar los hermosos trabajos en madera que hace esta gente y luego emprendimos el camino a pata hacia el centro. Nuestra meta: el Museo de la Revolución.

Encontrarlo no fue fácil, muy poca gente sabe de lo que le estamos hablando y la oficina de turismo, cerrada. De casualidad, en una dependencia de la municipalidad, encontramos la sala que oficiaba de “Museo” de la Revolución. Juampa súper entusiasmado se zambulló dentro pero, para nuestra decepción, el lugar resultó más un depósito de armas, ropas ensangrentadas y pilas de hojas tipeadas a máquina que un museo como tal que explicara la historia y los hechos que motivaron la revolución. Mientras regresamos hasta la “terminal” para abordar el bus que nos llevaría hasta nuestro siguiente destino no podemos evitar el chiste fácil y nos preguntamos: ¿Más allá de qué estará este pueblo? ¿De la laguna?

NI04_00156 En el antiguo cráter de un volcán yace la Laguna de Apoyo, extraño nombre si los hay (¿qué clase de apoyo puede brindar una laguna?). La primera vista que uno tiene de la laguna es desde el mirador. Es un paisaje fértil, dominado por los tonos verdes y azules. Uno de los más lindos del país. Pero para poder bañarse en sus aguas hay que descender mucho y, aparentemente, no hay camino para los peatones desde el mirador. Por lo tanto, no queda otra que tomar una serie de autobuses que lo NI04_00168llevan a uno por caminos tortuosos. Llegamos a la orilla de la laguna cuando se ponía el sol al tiempo que caía una suave llovizna. El amanecer del día siguiente nos encontró listos para disfrutar de este lugar magnífico. Juampa se calzó el chalecos salvavidas, agarró los remos y se subió al kayak. Mientras yo me hacía una siesta abordo de un velero en compañía del gato del lugar. Es un lugar para desconectarse de todo por un par de días y no hacer absolutamente nada. Pero no nosotros. Volvemos a tomarnos otra serie de autobuses para ir hasta nuestro siguiente destino.

NI05_00191A pocos kilómetros de la laguna se encuentra el volcán Masaya, aún en actividad. Al llegar a la base, el calor ya era infernal. Mientras esperábamos nuestro transporte Juampa no tiene mejor idea que ponerse a jugar con la falsa coral, mascota del guardaparques. Llega nuestro transporte pero resulta que ¡no arranca! Menos mal que contratamos el servicio. NI05_00214Hubiera sido una subida insoportable a pleno rayo del sol. La cima es increíble por la vista que se tiene de los alrededores y por los 3 cráteres que coronan este volcán. El principal sigue con sus emanaciones de azufre por lo cual se recomienda una estadía no muy prolongada en la zona. Más tarde nos internamos en las profundidades del volcán en unos túneles de lava habitados por murciélagos y las raíces de los árboles. Confirmo una vez más que los seres humanos no fuimos creados (por quién, queda a criterio del lector) para estar en la oscuridad. No bien entramos ya estoy deseando salir. Después de todo, las galerías no son gran cosa.

De regreso, unos señores nos llevan hasta la carretera. Allí otra vez nos ponemos a esperar el colectivo. Todos pasan a las chapas así que es difícil saber cuál es el que debemos tomar ya que no tenemos tiempo de leer los carteles. Paramos una minivan que va bien llena (como las de Panamá) y, por primera vez desde que llegamos al país, viajamos realmente mal. Pero, a esta altura de nuestro viaje, ya estamos curados de espanto.

 

El Pacífico nica

Cuesta imaginarse un lugar donde impera la pobreza como un destino de playa pero Nicaragua también tiene su cuota de balnearios lindos. En el Atlántico, están las Corn Islands (bautizadas así por los ingleses que dominaron la zona) y en el Pacífico hay playas de renombre internacional como San Juan del Sur (al sur) y las más populares entre los nicas: Poneloya y Pochomil (no pregunten de dónde sacan estos nombres).NI07_00316

Nosotros optamos por un pueblito de pescadores a pocos kilómetros de León. Se trata del pequeño balneario de Las Peñitas. El lugar, como era de esperar, es muy tranquilo. No hay turistas ni demasiada infraestructura. Averiguamos para hacer un tour para visitar la reserva Juan Venado (nos moríamos por ver los esteros, los manglares y las tortugas) pero todos los “operadores” parecían muy improvisados (ni siquiera podían precisar la duración del tour) y no tenían la menor intención de venderlo. Más bien parecía como si los estuviéramos molestando.

Mejor optamos por la vida de playa pero, después de observar largo rato el mar, decido que es mejor dejarle el territorio a los surfers y los delfines. Estas aguas no son para bañistas ni nadadores. Las olas son salvajes y la corriente parece muy fuerte. Intentar nadar aquí es suicidio seguro. Mejor, caminar por las desoladas playas, buscar caracoles, jugar con los perros (porque nunca faltan los perros juguetones) y mirar el atardecer desde el deck de nuestro hospedaje (Sol y Mar). Pensar que casi pasamos de largo. Por suerte, notamos una gran bandera canadiense en la puerta y decidimos preguntar. Es un lugar muy acogedor con atmósfera familiar. Desde que traspasamos el umbral, nos sentimos como en casa. Pedro y María, los encargados, son dos amores de persona y los dueños (una pareja nicaragüense que emigró a Canadá durante la guerra) también son muy amables. Por la noche, se corta la luz (algo bastante habitual en la zona) y nos quedamos con Pedro y María charlando cándidamente hasta bien entrada la madrugada. Nos cuentan de la guerra, de sus familias, de la cocina nica (María prepara un riquísimo Pico de Gallo de desayuno) y mil cosas más. Se interesan por nuestra seguridad y nos recomiendan lugares para visitar y evitar en Guatemala. Son esa clase de personas entrañables, que se hacen de un lugar en el corazón de uno y nos apena saber que probablemente no los veamos nunca más. La despedida al día siguiente se hace difícil.

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Esta historia continuará…

Saludos a todos desde el camino,

Marie
5 de agosto de 2010
León, Nicaragua

miércoles, 15 de diciembre de 2010

¡Viva León jodido! ¡Viva el bello pueblo Nica! (Parte 3)

Ciudad colonial 2: Granada

NI02_00098 Después de morirnos de calor por más de dos horas a bordo del bus, llegamos a la perlita de Nicaragua: la colonial Granada. Dimos un par de vueltas hasta dar con el hostal (La Siesta) donde íbamos a alojarnos, estábamos casi desmayados. Por suerte, allí estaba Marcela lista para darnos la bienvenida con un vaso de jugo fresco en la mano. Dejó que nos repusiéramos y nos explicó que tenía todas las habitaciones ocupadas pero, muy predispuesta, nos sugirió varios lugares económicos donde podíamos alojarnos. Es más se ofreció a cuidarnos el equipaje mientras íbamos a recorrer los otros lugares. En eso llegó el dueño, Boris (francés si no recuerdo mal), muy amable él también, y comenzó a recomendarnos cosas para hacer y lugares para visitar en Nicaragua. ¡Qué placer esta gente!

NI02_00080 Una vez instalados en nuestro nuevo hogar temporal, y repuestos del golpe de calor, salimos a recorrer la ciudad. Enseguida nos perdemos por sus callecitas desiertas. Es una ciudad que invita a caminarla. No destaca mucho por su arquitectura, con excepción de un par de iglesias, pero sí por su colorido. Por los tonos de las fachadas de sus casas tradicionales bien podría decirse que se trata de la paleta de un pintor. Todos los techitos de tejas a dos aguas vistos desde el campanario de una de las iglesias más antiguas forman un gran tablero terracota y lo transportan a uno a los años de la colonia. En eso, por la calle pasa un carruaje tirado por un caballo y el cuadro es perfecto. Una parada imperdible es la catedral: es tan grande y robusta que no cabe en ninguna foto. Intentamos varias tomas, desde distintos puntos, pero nada funciona. La mole amarilla es inabarcable.

NI02_00105Resulta especialmente un placer andar por las callecitas granadinas cuando va cayendo la tarde (y cede el calor) y descubrir los distintos bares, restaurantes y bistrós en los que uno puede sentarse a descansar y disfrutar de algún platillo de la gastronomía nica. Nosotros no tuvimos suerte con los platos típicos (vigorón) pero sí comimos de 10 en un bistró francés. Es que al ser patrimonio de la humanidad, hoy las propiedades en Granada se cotizan a precios internacionales y los extranjeros adinerados son prácticamente los únicos que pueden darse el lujo de invertir aquí.

Los hoteles 5 estrellas contrastan con la pobreza de los lugareños. Hay muy pocos establecimientos en manos de los nicas. Basta tan solo hacer unas cuadras hacia el sur, pasando el mercado, y ya empieza a vislumbrarse la realidad de esta gente. Lo bueno es que  mantienen el espíritu y no pierden la sonrisa ante la adversidad. Afortunadamente no se ven personas desnutridas o raquíticas pero indigencia sí se nota la en los animales: perros, gatos y caballos flaquísimos, menos que piel y hueso.

Caminando y caminando descubrimos un museo del chocolate (recién inaugurado) donde explicaban la historia y el proceso de elaboración de este elixir. Como no podía ser de otra manera, el dueño era un chico francés quien muy amablemente nos explicó el tema de los porcentajes y nos dio a probar el chocolate de la casa. ¡Exquisito!

NI02_00131 De regreso en nuestro hostal, nos llevamos flor de sorpresa al escuchar el arribo de otros huéspedes. ‘Perate que yo ese acento lo conozco: son argentos!!! Después de más de dos meses volvíamos a cruzarnos con otros argentinos y, lo que son las vueltas de la vida, del barrio de Almagro!!! Resulta que los chicos, Soledad y Javier, habían partido de Bs.As. con rumbo a Venezuela y con la idea de recorrer Colombia y Centroamérica hasta México y luego regresar más o menos por la misma ruta. Con ellos pudimos volver a compartir los códigos argentos y comparar experiencias de viaje y recomendaciones. Después de unos buenos momentos juntos, nos despedimos con la esperanza de volvernos a cruzar en el camino y deseándoles todo lo mejor en su trayecto a México. A nosotros todavía nos falta un poco para México. Por ahora, nos espera la naturaleza nica.

Esta historia continuará…

Saludos a todos desde el camino,

Marie
5 de agosto de 2010
León, Nicaragua

martes, 14 de diciembre de 2010

¡Viva León jodido! ¡Viva el bello pueblo nica! (Parte 2)

Ometepe: La isla de la fantasía
A la mañana siguiente nos embarcaríamos en un ferry para cruzar el lago Nicaragua (uno de los más grandes del continente). Se trata de un espejo de agua con mucha historia. Durante la fiebre del oro en los Estados Unidos muchos de los que querían ir hasta territorio californiano se aventuraban en un barco desde la costa este hasta un puerto en  la costa atlántica de Nicaragua, tomaban una carreta que los dejaba a orillas del lago, luego abordaban un vapor que atravesaba todo el lago, después otra carreta hasta el puerto del Pacífico y por último otro barco hasta el puerto de San Francisco. ¡Qué viajecito, mamita! Tanto tránsito motivó que un señor en USA empezara a hacer lobby (con merchandising y todo) para construir precisamente aquí un canal que uniera ambos océanos. El señor no tuvo éxito y el canal transoceánico terminó construyéndose en Panamá. Así, Nicaragua se perdió una oportunidad única de prosperar. Pero no sería la primera ni la última vez que este país sería cagado por los EEUU.
NI01_00003 Cuando llegamos al puerto (embarcadero sería más apropiado), lo primero que nos llama la atención son unas señoras que están adentro del lago, con la ropa puesta y que hacen algo raro. ¿Qué están haciendo exactamente? Esperamos un rato y observamos con más detenimiento: están lavando la ropa de la familia en unas tablas de cemento construidas especialmente a tal efecto. Es raro pensar que en el siglo XXI esta gente todavía lava la ropa, a mano, en el lago, como lo hacían nuestros abuelos o bisabuelos en la época de la colonia. Lo segundo que nos sorprende es que nuestro transbordador está anclado al lado del ferry “Che Guevara”! Pronto, el capitán apunta la proa hacia la isla de la fantasía. Creo que en ningún otro lugar se puede ver una isla formada por dos conos volcánicos perfectos emergiendo de las profundidades de un lago.
Llegamos y, después de eludir a la horda de taxistas/guías improvisados/RRPP de “hoteles”, nos subimos a un autobús que nos llevaría a las profundidades de esta pobre isla nicaragüense. Viajamos atrás de todo, al lado de un señor que iba degustando una jugosa sandía prácticamente entera, junto a un par de ruedas de auxilio y entre bicicletas que bien podrían ser de mi abuelo. Hace calor, hay tierra por todos lados y tengo la certeza de que somos de los pocos extranjeros que se internan por estos pagos. Claramente llamamos la atención de todos. 
NI01_00004 Nos hubiera gustado alojarnos en algún hotel a orillas del lago pero no pudo ser. El único lugar bonito estaba todo ocupado  y el resto eran pequeños hospedajes horribles, sin ventanas siquiera. Volvimos a la carretera hasta una residencia familiar. El dueño, Fidel, nos ofreció una acogedora y pequeña habitación (con ventana) que aceptamos con gusto. Nos trataba como si fuéramos de la familia, no huéspedes. Con él entablaríamos interesantes charlas sobre la revolución, el intervencionismo y Daniel Ortega. Durante horas no podemos olvidarnos del señor del bus y su sandía y decidimos sacarnos las ganas cenando una sandía que pagamos 10 córdobas, o sea, 2 pesos argentinos.
NI01_00032 La mañana siguiente nos dedicamos a explorar la isla y terminamos algo desilusionados. No hay mucho para hacer salvo escalar alguno de los volcanes, o los dos, pero no andamos con ganas de hacer semejante travesía en plena época de lluvias. Lamentablemente tampoco podemos aprovechar las playas, son rocosas, el agua está muy fría y está muy ventoso. Lo que sí nos vendría bien sería un poco de relax en las aguas termales. Así nos encaminamos hacia el “Ojo de Agua” pero al llegar no hicimos que sumar otra desilusión más: parecía más una pileta rodeada de selva que un manantial de aguas termales. En un lugar tan pobre y fuera de los dos “polos turísticos”, se hace difícil encontrar algo para comer. No hay muchos almacenes ni restaurantes (olvídense de encontrar un super) y los menús que ofrecen no son muy alentadores. Sin mucha alternativa, pedimos la pesca del día. Para nuestra impresión, nos sirvieron los pescados enteros con ojos, escamas y todo. Asqueados, encaramos la ruta una vez más. Para regresar deberíamos andar unos cuántos kilómetros en medio de cerdos, gallinas y perritos. Gran parte del camino nos fuimos cruzando con un camión de los años ‘30, todo destartalado y que hacía unos ruidos horribles, que acarreaba piedras y tierra para la pavimentación de la ruta (la única de la isla) por lo que nos fuimos entreteniendo con eso.
Más adelante, ya cerca de nuestro alojamiento, nos cruzamos con mucha gente que presumiblemente estaba saliendo de misa. A nuestro lado pasaron una señora con su pequeña hijita (no tendría más de 5 años) y su padre (el abuelo de la nena). al vernos, la nena le dijo instintivamente a la madre: “Mirá, mamá, son turistas. Pidámosle plata.” La madre lo pensó unos segundos pero se abstuvo de emitir juicio. Ante esto, la nena volvió a insistir diciendo: “Mamá, ¿les puedo pedir plata?” Y aquí intercedió el abuelo. Parecía que estaba a punto de sermonearlas y decirles que eso no se hace pero simplemente se limitó a acotar: “No, no se molesten. Son norteamericanos y no entienden.”
NI01_00001Desencantados, abandonamos la isla la mañana siguiente a bordo de un ferry italiano (¿cómo habrá llegado un ferry italiano hasta acá? ¿por qué aguas habrá navegado antes de internarse por las aguas nicaragüenses?). A propósito, ¿saben que si uno quiere hacer el trayecto Ometepe – Granada se demora más de 12 horas? Lo que no se imaginan es que el siglo pasado se podía hacer en tan solo un par de horas a bordo de unos botes rápidos rusos pero desde que se cayó la cortina de hierro y finalizó la guerra fría aquí ya no quedan rusos que sepan repararlos así que a conformarse con los ferrys estándar. A medida que nos alejamos de la isla ganamos perspectiva: los volcanes vuelven a erigirse imponentes en el horizonte y la magia resurge. Claramente este es un  lugar que despierta la imaginación a lo lejos pero de cerca desencanta.
Esta historia continuará…
Saludos a todos desde el camino,
Marie
5 de agosto de 2010
León, Nicaragua

¡Viva León jodido! ¡Viva el bello pueblo nica! (Parte 1)

Cruce fronterizo

El periplo costarricense no terminaría con el aguacero en Ciudad Quesada. Resultó que para llegar hasta la frontera con Nicaragua aún deberíamos soportar un viaje de 7 horas por unos caminos rurales que nadie transita en un autobús cachuzo, lleno como el 60 en hora pico y sin aire acondicionado. Distancia recorrida: ¡menos de 300km! El cruce en Peñas Blancas estuvo a tono con todas nuestras odiseas costarricenses. Debimos esperar como una hora al rayo del sol para poder ingresar al edificio de migraciones tico. ¡Aparentemente la demora se debía a que se les había cortado la luz! Y para colmo, nos obligaron a dejar nuestro equipaje afuera por cuestiones de espacio. Oficial: ¿Si cuando regreso mi mochila no está o me falta algo, quién se hace cargo???? ¿Ud.? ¿El gobierno de Costa Rica? JA, JA, JA.

En fin, felices de dejar atrás este país que tan hostil nos resultó, nos aventuramos a través del barro hacia tierras nicas. Acá también tuvimos que hacer cola como una hora para poder hacer los trámites migratorios. Eludimos hábilmente las triquiñuelas de los coleros (¿Quiere el formulario? Un dólar. ¿Quiere que se lo complete? Una colaboración.) y cuando finalmente llegamos a la ventanilla nos recibe un hermoso cartel que dice que a partir del día de la fecha (24/07/2010) el costo de la tarjeta turística pasa de USD5 a USD10. ¡¿Pero podrá ser tanta mala suerte?! Pagamos con los benditos verdes y nos entregan nuestras tarjetas. Pero aún no habíamos terminado. Resulta que para poder salir del recinto y acceder al territorio público nicaragüense hay que desembolsar otro dólar más. Costo total del trámite de ingreso: USD26 (10 de la tarjeta + 2 en concepto de sellado + 1 para dejar la zona fronteriza!!! POR DOS). Hay algunas cosas que el dinero no puede comprar. Para todo lo demás, existe Mastercard.

 

Ciudad colonial 1: Rivas

El autobús que nos llevaría hasta la primera ciudad del lado nicaragüense era de los autobuses escolares amarillos. Para nuestro alivio, enseguida notamos que los nicaragüenses no gustan de viajar tan apiñados como los panameños o los costarricenses y se limitan a dos personas por asiento. Atentos a todas las recomendaciones de seguridad, subimos a bordo con nuestras mochilas y las ubicamos junto a nosotros en el asiento. La infraestructura carretera nos sorprendió. Si bien es angosta, está en muy buen estado. Y enseguida empezamos a experimentar en carne propia la amabilidad de este pueblo tan sufrido. El señor al lado de Juan Pablo enseguida entabla conversación y le recomienda varios lugares para visitar y alojarnos. El paisaje que desfila por las ventanillas es único: cónicos volcanes que emergen del agua y molinos de vientos dignos de Don Quijote, enmarcados por unos árboles bien verdes y tupidos. En menos de treinta minutos llegamos a este poblado colonial y volvemos a maravillarnos por la belleza de su catedral y el buen estado de conservación en el que se encuentra. Es sábado y reina la tranquilidad en todo el pueblo. Encontramos un lugar abierto y nos sentamos a almorzar (son como las 5 de la tarde). La atención excede nuestras expectativas y el plato que pedimos también. ¡Qué bueno! Menos de 5 horas en territorio nica y ya nos gusta este lugar. Después recorrimos el pueblo y nos sorprendió un cartel que anunciaba los servicios de un odontólogo con diploma de la UBA. Para ser sinceros, esta no era la primera vez que veíamos un anuncio similar. A lo largo de todo Latinoamérica estudiar en la Argentina y más precisamente en la UBA es un signo de prestigio y excelencia. Lo que nos llamó la atención fue encontrar algo así en un lugar tan pequeño. ¿Se imaginan el shock que debe haber experimentado este señor, por entonces joven, al llegar a la inmensa Buenos Aires proveniente de un pueblito de Nicaragua? A mi me cuesta. Seguimos nuestro derrotero y lo que descubriríamos a continuación nos alegraría inmensamente: ¡reaparecieron las panaderías! Desde que dejamos territorio ecuatoriano que no veíamos una. Más de dos meses sin pan fresco ni equivalentes a las facturas. Sin dudarlo, ingresamos y compramos lo más tentador que tienen en las vitrinas: unas galletas y una suerte de pasta frola de ananá que aquí se llama enrejado. No fueron nada extraordinario pero igual estamos felices por poder volver a experimentar algo tan cotidiano y argentino.

Esta historia continuará…

Saludos a todos desde el camino,

Marie
5 de agosto de 2010
León, Nicaragua