Parte 2: El centro
Como pollitos mojados, dejamos el Pacífico y nos dirigimos hacia la capital del país. Las referencias que tenemos de San José no son muy buenas (fea, sucia, insegura, sin atractivos) así que, siguiendo las recomendaciones de nuestra guía, decidimos saltearla y quedarnos en la “más segura y bonita” Alajuela. Desagradable sorpresa la que nos llevamos cuando descubrimos que el señor chofer nos llevó de prepo hasta San José en lugar de dejarnos en Alajuela (digan la verdad, ¿no les parece muy gracioso el nombre “Alajuela”?). La impresión que nos llevamos de la capital en el breve lapso que estuvimos allí fue acorde a todo lo que nos habían comentado. Se parecía al Once, solo que en lugar de cumbia en los locales se escuchaba música de los ‘80. Lamentablemente las cosas no mejorarían al llegar a nuestro destino. A nosotros nos causó la misma impresión que San José, solo que en versión reducida.
Hay que destacar la precisión de estos ticos a la hora de indicarte cómo llegar a un lugar: “¿El hostal Vagamundo? Sí, claro, son 300 metros al norte y 435 metros al este”. ¡Guau! Eso sí, no vayan a preguntarles por la calle tal o cual porque no tienen idea de cómo se llaman. Mucho menos aún intenten encontrar ese bar al lado del banco pirulo pues se pasarán el día entero buscándolo ya que hace 20 años que cerró el banco y ahora allí hay una ferretería aunque en sus mentes todavía lo tienen tan grabado a fuego que lo siguen utilizando como referencia.
Dado que no hay mucho para ver ni hacer en esta ciudad, nos tomamos un autobús a la cercana localidad de Sarchí, que se destaca por sus artesanías en madera. El pequeño pueblo enclavado en un valle resultó una grata y colorida sorpresa en medio de tantos días grises. No solo se consiguen aquí innumerables souvenirs en madera sino que hay todo lo que uno pueda necesitar para la casa: adornos, utensilios para la cocina, juegos de jardín, juegos de dormitorio, juegos de living, etc., etc. Hasta hay una fábrica de carretas de más de 100 años de antigüedad. Estas carretas se caracterizan por su vívida ornamentación que, a nuestro parecer, guarda gran semejanza con el fileteado argentino. Obvio, estas carretas ya no se usan para transporte sino para decoración. Hay carretas-bar, carretas-bandeja, carretas-guarda juguetes, y hasta carreta-mesa de póker! Si quieren una, después les pasamos el contacto porque las envían a todo el mundo!!!
Al día siguiente decidimos ir a conocer la ciudad capital para corroborar o refutar lo que nos habían dicho. Basamos nuestro recorrido en las rutas recomendadas por el instituto de turismo pero, para ser sinceros, no hay nada que se destaque demasiado acá, ni siquiera las iglesias. Ni que hablar de las plazas, están todas descuidadas y llenas de linyeras. El centro de la ciudad es una combinación del Once y Congreso. Caminamos todo el día y lo único que rescatamos son el teatro y el museo del jade. Las fotos de San José se las debemos ya que llevamos la cámara pero sin la tarjeta de memoria… Todos tenemos nuestros días.
Esta historia continuará…
Saludos a todos desde el camino,
Marie
Ciudad Quesada, Costa Rica
24 de julio de 2010
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